Comenzamos la final 2011 de minificciones. Habrá jurado definitorio pero todos tendremos algo que decir, así que mientras tanto podéis ir votando (todo el mundo)
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Textos por orden de gandores de la primer quincena hasta la 14ª y última:
1) Huellitas carmesí
Amaneció con las manos ensangrentadas. Centellaron en sus ojos mil dudas y su boca se arqueó en una mueca de horror.
Corrió hacia el baño atravesando un intolerable laberinto de habitaciones. Se miró la herida con asco y sacó del botiquín un puñado de apósitos rosas. Al instante volvió a guardarlos al ver que no podrían cubrir la superficie entera. Necesitaba un tapón, sí, eso, pero pronto iba a desangrarse, así que profirió un chillido de espanto que atendió su madre.
- Hija, ¡Santo Dios!, ¿qué pasa?
- ¡Me estoy desangrando mami! ¡Voy a morir joven! - exclamó, enseñándole la herida.
La madre rió y le dijo con tono apacible: - Hija, al contrario, es ahora cuando vuelves a nacer.
2) AMAR SIN LÍMITES
-Es ahora cuando vuelves a nacer- dijo el científico en su laboratorio- Te amo tanto que deseo tenerte en otros cuerpos...-
Y desconectó los tubos que durante meses mantuvieron con vida artificial a su esposa clonada.
3) El cuento
Durante meses mantuvieron con vida artificial a su esposa clonada. Sólo le dijeron que debía darle un beso cada día para despertarla.
Cayeron las hojas del calendario, y sus ojos seguían cerrados.
Jamás le explicaron que era un clon de la Bella durmiente.
4) Casi un cuento
Era un clon de la Bella durmiente. Así fue rotulada en los tesoros, de aquella exitosa excavación.
La encontraron en una fría caja de vidrio tornasolado. Intacta. Inmaculada.
En esas tierras lejanas, se estaban haciendo estudios, por el vuelo diario de ovnis…pero se encontraron con la dama, que sin inmutarse seguía en su primoroso sueño.
Con alta tecnología, abrieron su lecho…Sus manos tibias, su corazón pulsando. Un alboroto afuera, saca al científico del laboratorio.
Hombres saturados de tierra, gritaban con impotencia. ¡No la toquen! han encontrado otros seres en las cavernas. Entes con coronas, seres de la nobleza. ¡No es un clon! ¡Es la princesa!
5) Molinos de viento
Es la princesa, murmura el anciano, sentado en el parque.La mujer que caza mariposas con un sombrero, se detiene y la mira.¿Lo dices por la corona de papeles de chocolate?No. Sus joyas no entintan de azul su sangre.Mi amigo el Quijote, la salvó de gigantes gladiadores.Y la muy ingrata el domingo en la visita…se verá con Sancho Panza.
6) Pura sangre
Con Sancho Panza, compartimos toda la infancia.
Y hoy al limpiar la casa entre trastos viejos asomó su hocico.
La riendas desgastadas, las crinas apelmazadas…
Juntos hicimos sublimes viajes.
Cabalgamos por cientos de galaxias.
¡El caballito de madera, que la abuela me regaló!
Su escasa literatura, le hizo poner el nombre equivocado.
Aunque no se llamó Rocinante.
Dejó profundas huellas en mi camino.
7) EL RECUERDO
In memoriam
Dejó profundas huellas en mi camino, huellas que recogí en un zurrón. La última estaba entre mis propias vísceras y por primera vez, acá dentro de mí, desplegué lo reunido. Caracolas con mar, dos alas de ángel, una foto en blanco y negro, puñales, lluvia, esmeraldas, balas de plata y un ramo de flores lila.
Desde acá, desde entonces, escribo.
8) MEMORIA
—Desde entonces escribo —dice, obviando el saludo.
Entonces es ayer, cuando el médico aconsejó anotara los datos básicos de su vida para “demorar la enfermedad”.
Muestra con orgullo la breve lista.
País, Argentina
Escuela primaria, Carlos Paz
Luna de miel, Bariloche
De pronto recuerdo a Macondo y la terrible epidemia del olvido. Macondo me relaja y abro las manos que no sé desde cuándo tenía cerradas en puño.
Su letra ha cambiado. Falta poco para que entre de modo definitivo en algún mundo dentro de su cabeza donde yo no exista. Llegado ese momento, seré quien escriba para recordar. Pondré una nota que diga Mamá al mantel de la cocina, Mamá a los tapices que bordó, Mamá a la caja donde guarda desde mis primeros dibujos hasta la libreta de la Facultad. Colocaré una nota que diga Mamá al portafolio de papá: ella lo puso sobre la cama cuando él murió, contra la almohada, donde papá apoyaba la cabeza.
—Desde entonces escribo para no desconocerla —diré.
9) EL REENCUENTRO
Para no desconocerla diré a mis ojos que busquen, bajo el peso de los años, los juegos y risas que llenaron nuestra infancia; si no es suficiente, les diré que sigan el rastro de pecas y de pelo rojo e indomable. Y aún así, si no nos encontramos, susurraré nuestra contraseña, nuestra palabra mágica, y sabré que es ella, cuando ponga un gesto de enfado por desvelarla y un segundo después, sólo uno, me reconozca, como lo que fui y nunca dejé de ser, su mejor amiga resurgiendo del pasado, dispuesta a quedarse.
10) DESCARTAR IMÁGENES
Dispuesta a quedarse dejó sobre la vereda el colchón mugroso que acarreaba. Las piernas, deformes, parecían dolerle, se acostó con dificultad. Ni siquiera tenía unos diarios para cubrirse, daba la impresión de ser muy vieja. Anochecía. Las calles estaban desiertas, quizá a causa del frío.
Desde mi departamento vi que un grupo de chicos se acercaba caminando por San Jerónimo, al doblar en Independencia casi tropiezan con ella. Entre risotadas prendieron fuego al colchón. El foco de la esquina, las llamas y la escasa claridad que el cielo aún conservaba brindaron luz suficiente.
Al principio estaba entusiasmado, miraba la filmación a cada rato y se la pasé a varios amigos, hasta que me aburrió.
Acabé por eliminarla.
11) SEGUNDO PISO
Acabé por eliminarla, La publiqué en internet. Donde la gente vende su pasado, por medio de artefactos y objetos en desuso. Sé que no me harás reproches. Ocupaba un sitio muy grande, más grande que su propio espacio. Entiendo tus ganas de atesorarla. Es un pedazo de ti y de mí.
Han tocado el timbre.
Una mujer de aspecto humilde, me consulta: ¿es aquí donde publicaron el aviso?
Le acaricio la panza, lista a parir, ¿es nene o nena?-le pregunto.
Sin escuchar la respuesta, se la muestro. Su rostro se ilumina, mientras aprieta en su mano,
el papel, con letra ilegible, que repetía mi aviso: Se regala cuna sin usar. Avda. Corrientes 348.
12) El espejo del alma
Corrientes 348 decía la tarjeta, y debajo, surcado por arrugas, se podía leer un nombre: “Evelino Tejados, taxidermista”.
Si, ese era el hombre que disecó a mi gato. Coloqué al minino en una caja de zapatos tratando de no quebrar su eterna postura, y me dirigí a la calle Corrientes. El timbre sonó a maullido, e incluso en el felpudo de bienvenida unos cuantos pelos se enroscaron en mi tobillo.
-Verá, hace meses que disecó a mi mascota, y el resultado ha sido espantoso.- dije con cierta indignación.
-¿Cuál es el problema? Ya le avisé que las mascotas siempre pierden algo por el acartonamiento.- me contestó.
-Se trata de los ojos, su mirada, hay algo raro, es como si fueran de humano.- sollocé.
Clavó su mirada en mí, mientras se relamía las manos con su áspera lengua. No lo pude evitar, saqué una latita de sardinas y se la ofrecí.
13) PRESIÓN SOCIAL
Saqué una latita de sardinas y se la ofrecí. Me miró con temor. La dejé en el suelo a medio camino entre los dos. Se lo pensó un instante, pero al fin la cogió, la abrió de un tirón y metió sus dedos, negros de suciedad, en la lata. Devoró las sardinas y rebañó con los dedos todas las migas que quedaban y la grasa adherida a las paredes.
Satisfecho, apoyó la espalda en un árbol y buscó algo en sus bolsillos. Me puse en guardia y le grité. Despacio, sacó un paquete de cigarrillos. Me ofreció uno, pero yo no fumaba entonces.
En ese momento escuché que mi pelotón se acercaba por el bosque. Volvió a buscar algo en sus bolsillos. Se habían ido a rematar a los heridos. Parecía que no lo encontraba. Escuché los disparos cada vez más cerca. Con un gesto, me pidió lumbre. Los tenía ya casi al lado. Sin pensar, le disparé en la cabeza.
Recuerdo que a todos nos hizo gracia que sus labios sostuvieran un cigarro apagado mientras una mezcla de sangre, aceite y baba se le escapaba por la comisura.
14) ALIVIO
Una mezcla de sangre, aceite y baba, se le escapaba por la comisura de sus labios pintados, se le escapaba toda una vida de amores imposibles, de hijos soñados y sobrinos malcriados, de viajes solitarios como este. ¡Quién la viera dando besos con la mirada al cielo de Tolosa! Y sonreía confundida, y los destellos de fotos recordadas le hacían doler los ojos cada vez más, y los cerró. Sobre su corazón cien toneladas de vagones le quitaron un peso de encima.
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